Los huertos urbanos, una herramienta multiusos para afrontar los retos del siglo XXI
En la actualidad, la problemática medioambiental, como la contaminación, el agotamiento de recursos naturales o la pérdida de biodiversidad; y la crisis socio-económica: crecimiento de la población mundial, nivel de consumo por encima de la capacidad de carga del planeta, la despoblación del medio rural, la concentración poblacional en núcleos urbanos y la inseguridad alimentaria, son sólo algunos ejemplos de fenómenos interdependientes que nos incitan a replantear y transformar nuestras relaciones y objetivos como sociedad. Ante esta perspectiva, han surgido nuevas tendencias que abordan estos problemas desde un punto de vista holístico. Conceptos como el ecologismo, la economía circular, la sostenibilidad o la educación ambiental, que aunque no son nuevos, están tomando especial importancia, pues se revelan como medidas eficientes para transformar una realidad a la que estamos abocados si no hacemos cambios significativos en materia medioambiental, socio-política, económica y cultural.
Uno de los planteamientos, que aborda estas cuestiones, es la agroecología urbana y su relación con la producción y hábitos de consumo, educación o la discapacidad. En este sentido, desde Itagra Formación hemos planteado una serie de acciones y proyectos, en los que se combinan la agricultura ecológica y los huertos urbanos como herramienta vertebradora para la consecución de diferentes objetivos didácticos, medioambientales y sociales. Entre estas acciones cabría destacar los proyectos educativos con huertos escolares en educación primaria o el desarrollo de huertos urbanos adaptados a personas con discapacidad física. De fácil implantación, reducido coste y bajo consumo de recursos.
Contribuciones ecológicas
Entre las contribuciones ecológicas de los diferentes proyectos que giran en torno a los huertos urbanos podríamos nombrar:
- Residuos orgánicos y compostaje. Buena parte de los residuos orgánicos que generamos a diario pueden ser transformados en abono orgánico mediante sencillas técnicas de compostaje.
- Reutilización de residuos inorgánicos. El uso de residuos sólidos inorgánicos que sirven para construir estructuras utilizadas en los huertos: recipientes de plásticos, llantas o piezas de madera, alargando el uso de estos materiales tal como se describe en la economía circular.
- El uso productivo de espacios. Transformación de terrenos, solares, baldíos o en desuso para la producción de alimentos.
- Reducción de contaminación y de energía desprendida por transporte y embalaje. La producción local no requiere de transporte de larga distancia y utiliza menos o ningún embalaje, lo que se conoce como kilómetro cero.
- Reducción de temperatura y absorción fluvial. El aumento de zonas verdes en las ciudades contribuye a temperaturas más agradables y permite una mayor absorción del agua de lluvias.
Contribuciones educativas y sociales.
Entre las numerosas contribuciones que abarcan estos campos nos gustaría destacar:
- Estrategia integral en materia de educación ambiental. La utilización de huertos escolares como herramienta pedagógica facilita la asimilación de conceptos y prácticas que nos permitan establecer relaciones productivas y de consumo sostenible en el tiempo y con la naturaleza.
- Fomento de la salud física y mental. Tanto el consumo de alimentos producidos de forma natural y local como la actividad física ligada a su producción promueven niveles más elevados de salud tanto física como mental, siendo un método terapéutico en sí mismo.
- Fomento de la relación y comunicación interpersonales. Se facilitan las actitudes de colaboración y solidaridad entre los alumnos o personas que comparten el trabajo en los huertos.
- Puede desarrollar múltiples competencias curriculares en todas las etapas educativas. Diferentes aspectos como la planificación, el trabajo en equipo, la observación y comprobación de resultados, estimula y desarrolla numerosas capacidades desde un enfoque cercano y práctico.