Noticia en el Norte de Castilla sobre la influencia del cambio climático y las altas temperaturas en los cultivos de Palencia
Las altas cifras que se están viendo reflejadas en los termómetros de la provincia en la última semana distan mucho de ser las habituales para un mes frío como el de febrero. Este mal de altura que sufre el termómetro ha llevado a algunos a dejar la chaqueta en el armario y a otros –a los que su sustento depende del campo– a mostrarse más que intranquilos porque el calor ha adelantado los procesos primaverales. De hecho, algunos árboles han finalizado su parada vegetativa y han comenzado a florecer en una época en la que es más que previsible que una helada eche al traste aquellos frutos que se están comenzando a crear mucho antes de lo frecuente.
Desde el centro tecnológico agrario y alimentario Itagra aseguran que estas temperaturas son algo extraordinario para estas fechas, pero apuntan que los agricultores deberán habituarse a este tipo de variaciones que, a su juicio, tienen un claro responsable. «El cambio climático es una realidad y está haciendo que el agricultor cambie su plan de actuaciones en el campo», afirma Jorge Miñón, coordinador del Itagra, que opina que la única forma de rebajar la incidencia de estos cambios en las explotaciones es la adaptación. « El incremento de la concentración de CO2 y los movimientos de las corrientes marinas que afectan a la atmósfera ha hecho que los anticiclones y las borrascas cambien la rutina estacional a la que estábamos acostumbrados hace 20 años. La agricultura es un sector muy vulnerable al cambio climático y desde el centro tecnológico tenemos que empezar a inculcar al agricultor que se tiene que adaptar a la realidad cambiante, que no tiene que hacer las cosas por tradición como venía haciendo hasta ahora», añade Miñón.
Los cultivos que más problemas pueden encontrar como consecuencia de las elevadas temperaturas de estos últimos días son los frutales, algunos de los cuales están empezando a florecer y a echar hojas ahora, en febrero, cuando quedan por delante marzo y abril, que son meses en los que las heladas pueden causar daños considerables. Si hay un árbol que ostenta una merecida fama de adelantarse, ese es el almendro y por esa razón es muy extraño encontrar plantaciones de estos árboles en esta zona, tradicionalmente fría, pero la búsqueda de nuevas alternativas y ese clima más suave, debido a las causas apuntadas por el Itagra, han llevado a agricultores como Bruno Quijano a apostar por este cultivo. «Tengo 3 hectáreas de almendro en Calzada de los Molinos, podé hace 15 días y aún no han empezado a dar flores. He plantado una variedad muy tardía, la mardía, que para esta zona es una de las mejores porque es muy difícil que se hiele», afirma Bruno Quijano que, como indicaban desde el Itagra, ha adecuado su explotación a esta realidad cambiante que vive el campo en la actualidad debido al cambio climático.
Una helada en fase de floración es uno de los problemas más determinantes para la producción, pero el coordinador del Itagra asegura que poco o nada se puede hacer para limitar estos daños. «Tenemos pocas herramientas o ninguna para proteger los cultivos de las heladas. En algunos viñedos hay instalados molinos que mueven el aire cuando la temperatura es muy baja, pero sirven de poco cuando bajan demasiado», explica Jorge Miñón poco antes de asegurar que este adelanto de la primavera puede influir en la futura cosecha de vino. « En el viñedo, lo que está sucediendo es que la parada vegetativa va a acabar antes de lo normal, y esto puede hacer que empiecen a surgir hojas en muchos sitios en los que aún no se ha empezado a podar. Las podas tempranas han llevado a daños en la producción derivadas de las heladas en años anteriores y algunos han decidido podar tarde», apunta.
Un agricultor que sabe bien de lo que son capaces las heladas en la provincia es Alfonso Retuerto, que tiene varios almendros en Astudillo y solo ha podido recoger sus frutos en dos de los últimos cinco años. «El año pasado pudimos recoger alguno y hace cuatro años, muchísimos, pero todos los demás años se me han helado», recalca Retuerto, que utiliza la sabiduría popular para explicar cómo afecta la helada a un cultivo tan sensible como el del almendro. «Dicen los mayores, que son los que entienden del tema, que el almendro en flor no se hiela, que las heladas solo afectan cuando ha tirado la flor», apunta.
Uno de los cultivos alternativos que están aumentando su número de hectáreas en los últimos años es el del pistacho, un fruto seco que florece más tarde y que suele salvarse de las heladas. No obstante, las altas temperaturas de este año están haciendo que algunos agricultores que han apostado por este tipo de explotación teman que las previsibles futuras temperaturas bajo cero mermen su producción. «Las heladas afectan menos al pistacho que al almendro o a la viña y eso le hace un cultivo resistente, muy interesante para esta zona», apostilla Jesús María Moratinos, que posee una plantación de pistacho en Población de Cerrato y que espera que esa fortaleza de la que puede presumir su cultivo sea suficiente para esquivar el hielo, ese enemigo del campo que se convierte en letal para los frutales que se adelantan, sean almendros o no, algo que este año está sucediendo mucho más de lo normal debido a este mal de altura que sufre el termómetro.